Llega el director de recursos humanos de una importante consultoría trajeado y vistoso, a hacer una prueba de selección de futuros trabajadores. Desde la tarima propone a los candidatos el siguiente problema:
Teniendo en cuenta el volumen que ocupan ustedes, la velocidad del rayo lumínico solar, la aberración del polvo desplazado por la tiza y las vibraciones emitidas por mis cuerdas vocales, calculen la edad que tengo.
Todos los candidatos tiemblan ante el problema, excepto uno que levanta la mano y dice de inmediato:
– Cuarenta y cuatro.
El director se sorprende y pregunta:
– Y usted, ¿cómo lo sabe?
Y el candidato responde:
– Muy fácil. Tengo un hermano que tiene 22 y es medio gilipollas……