Son los pequeños gestos de la vida cotidiana los que nos hablan del sentido de comunidad que une a la gente. Hay personas que no dudan en tenderle una mano a otras, que ponen su hombro para reconfortar sin esperar nada a cambio. Sucesos como estos acarician el alma de cualquiera que esté en busca de un poco de positividad para su día.
Hoy les contamos acerca de este encuentro fortuito, en el que un grupo de mujeres se encontraron ante una congénere en apuros y sintieron su angustia como si fuera de ellas. Una mujer embarazada se cayó en medio de la calle y unas desconocidas corrieron en su ayuda; no la dejaron sola en ningún momento. Por fortuna, todo resultó bien y ahora es solo una anécdota para contarle en el futuro a la bebé por nacer.
Una estudiante de medicina, @aishudp, compartió en un hilo de Twitter la historia de una mujer embarazada que llegó a la guardia muy asustada y angustiada por un accidente que había tenido en la calle. Después de saber que tanto la madre como la bebé se encontraban bien, el detalle que llamó la atención fue que junto a la joven se hallaban unas guardianas que se mantuvieron, firmes, en el hospital durante todo el proceso. Así es: unas mujeres desconocidas para la futura madre se unieron a ella y compartieron cada momento.
Esta joven argentina se llama Daniela, y está embarazada de 7 meses. Por desgracia, sufrió una caída recientemente y necesitó ir a Urgencias… Pero tuvo mucha suerte
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“Acaba de pasar algo hermoso en el hospital que voy a recordar por siempre.
Llega a la guardia una chica embarazada, cuando vamos a buscarla estaba con, por lo menos, 10 mujeres más acompañándola…” comienza el hilo.
Esta sanitaria la atendió y contó la situación en Twitter, por lo bonito y sorprendente que le pareció
Image credits: aishudp
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Más tarde, la misma protagonista, Daniela, citó el tuit original para darse a conocer y celebrar el acto de bondad.
“Soy la embarazada de esta historia y ahora que pasó, leo esto y lloro porque lo de ayer me dio un susto pero también mucha fe en la humanidad. PD: ahora nos seguimos en IG con mis salvadoras, que me pidieron que las invite al baby shower porque ya se consideran tías postizas”, mencionó Daniela.
Daniela Repetto tiene 33 años, es oriunda de Buenos Aires, Argentina, y se encuentra cursando el séptimo mes de embarazo. Hace unos días, salió de su casa para hacer unas compras y se decidió a caminar para poder hacer un poco de ejercicio. Le faltaban unos metros para llegar a su destino cuando tropezó con el cordón de una vereda y cayó al suelo. Tuvo la mala suerte de caer de frente, sin poder apoyar las manos, por lo que su panza golpeó contra el asfalto y se raspó las rodillas. Quedó estirada en el suelo y la conmoción se adueñó de ella. “No podía pensar en nada. No entendía lo que me había pasado”, recordó.
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En primera instancia, un turista extranjero se acercó para preguntarle, en portugués, si estaba bien y la ayudó a levantarse. El hombre quedó pálido al ver su avanzado embarazo. Al momento, entraron en escena las otras protagonistas de esta historia. Un grupo de 5 chicas se acercó y, preocupadas por su bienestar, comenzaron a hacerle preguntas y ofrecerle ayuda a una aturdida Daniela. “Se acercaron y me empezaron a hacer un montón de preguntas para ayudarme. Si estaba bien, si quería agua o algún caramelo. Yo me largué a llorar como una nena”, relató.
Daniela estaba sola y, en ese momento, no tenía a quién acudir, ya que su marido, que es médico, se encontraba atendiendo una urgencia. Entre los nervios de no saber qué hacer, ser madre primeriza, y no sentir a su bebé moverse, estaba tan asustada que las otras mujeres se hicieron cargo de la situación. “Se tocaba la panza y decía: ‘Movete, por favor, movete’. Entonces decidimos que tenía que ir a un hospital a que la vean los médicos para descartar cualquier peligro”, explicó una de las chicas que ayudó a Daniela. Encontraron un hospital cercano en el mapa y todas juntas se dirigieron hasta allí.
¡Y pronto aparecieron las acompañantes!
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En el camino, ante el visible estado de nerviosismo de Daniela, las demás trataron de sacarle conversación para distraerla. Daniela les comentó el nombre de la niña, Uma, y de cuántos meses estaba, y descubrió que las chicas son un grupo de amigas que estaban de paseo por la ciudad. A pesar de los esfuerzos, la mujer embarazada seguía preocupada porque no sentía los movimientos de su bebé y no podía evitar llorar.
Al llegar a la guardia, Daniela fue rápidamente atendida. Se encontró, en el medio, con las palabras de aliento de una mujer de seguridad que había pasado por lo mismo y tuvo un final feliz. El grupo de amigas siguió firme a su lado hasta que Daniela entró al consultorio. Una vez allí dentro, las médicas procedieron a realizar una evaluación exhaustiva y confirmaron que la bebé estaba fuera de peligro; finalmente, Daniela pudo respirar aliviada. “Me hicieron un control y hasta que no escuché los latidos del corazón de Uma no me quedé tranquila. En ese momento, con el sonido de fondo recién pude entender todo lo que me había pasado”, contó.
Y después, la misma Daniela a corroborar lo sucedido
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Cuando salió, se volvió a encontrar con las mujeres que la habían acompañado. Ellas se habían mantenido pegadas a la puerta, atentas a la consulta. “Nos pusimos a escuchar detrás de la puerta y cuando se produjo ese sonido tan lindo [los latidos del corazón de Uma] nos largamos a llorar todas juntas”, recordó una de ellas. Daniela se vio movilizada por el compañerismo y la sororidad de estas chicas que acababa de conocer. Entre lágrimas, se fundió en un abrazo con ellas, sabiendo ahora que todo estaba bien. “No podía creer que estaban todas ahí. Nos abrazamos como si fuésemos amigas de toda la vida”, comentó.
Las médicas presentes se enternecieron ante la escena, creyendo que quienes habían venido a apoyar a Daniela en ese momento eran amigas de ella. Cuando Daniela les explicó la verdad, el acto desinteresado de acompañar, cuidar y emocionarse junto con un desconocido tomó otro significado. “Muchas veces me fui muy triste del hospital, llorando, con bronca de cómo son las cosas. Pero hoy, lloré de emoción. Que esas mujeres la hayan acompañado, tranquilizado y festejado su victoria como si se conocieran de toda la vida, es algo que voy a recordar siempre”, escribió @aishudp en el hilo.
Mucha gente adoró la historia y le mandó ánimos a Daniela:
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Otras contaron experiencias similares durante su embarazo:
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Tras un momento para el olvido, la bondad humana y la solidaridad se hicieron presentes. Hoy, más tranquila, Daniela tiene la dicha de saber que Uma está bien y pronto podrá conocerla. Además, ganó nuevas amigas y su bebé, unas tías postizas.
Y al final llegó a tanta gente que… ¡acabó en las noticias!
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Queridos Pandas, lo cierto es que las caídas y golpes en el embarazo —especialmente durante el segundo y tercer trimestre— no son algo raro. Es que en este período, las mujeres experimentan cambios físicos (aumento de peso, cambios hormonales, cansancio, mayor curvatura de la espalda y mayor laxitud en las articulaciones) que pueden afectar su equilibrio y coordinación. Por ello, es importante tomar algunas medidas para minimizar el riesgo de caídas, como usar zapatos cómodos y antideslizantes, evitar caminar en superficies resbaladizas o húmedas, o en lugares mal iluminados, y evitar deportes y actividades de alto riesgo. Además, al conducir un auto o viajar como acompañante, el uso correcto del cinturón de seguridad es esencial. Recuerden ajustar la banda inferior del cinturón de seguridad a la altura de las caderas, y cruzar la banda superior sobre el hombro y el pecho, lejos del cuello y la cara. En caso de que tengan dificultades para colocarse correctamente el cinturón de seguridad, pueden utilizar un «cinturón de seguridad para embarazadas«, que se ajusta adecuadamente al cuerpo durante el embarazo.
¿Qué les pareció esta historia, amigos? ¿Se conmovieron tanto como nosotros? ¿Tienen alguna historia de solidaridad o sororidad para compartirnos? ¡Cuéntennos todo en la sección de comentarios!