Por mucho que digan que el tamaño no importa, hay que asumir que pocas personas pueden competir con la amplitud de un piso de 200 metros cuadrados, dos baños y cuatro habitaciones. Por este motivo, conviene aprender a captar las señales que indican que tu pareja está enamorada de tu vivienda y vuestra relación se ha convertido en una farsa.
Pasa más tiempo dentro del piso que dentro de ti. Si duerme contigo, pero también con él, y pasa más tiempo dentro del piso que dentro de ti, hay que empezar a sospechar. Puede que dentro de poco te expulsen de ese nido de amor.
Se sabe de memoria la dirección del piso, pero no tu teléfono. Por mucho que diga que tiene tu número grabado en el móvil y no necesita memorizarlo, ten en cuenta que Google Maps también puede guardar la dirección del piso, pero esa sí es capaz de recitarla sin mirar.
Cuando hacéis el amor, mira fijamente el techo, admirando sus protuberancias. No te sientas mal si esto ocurre: por mucho que te mates en el gimnasio, nadie puede competir con la robustez de unas buenas vigas.
Compra detalles para decorar el piso, pero a ti ni siquiera te regala ropa. Si, además, se dedica a barrer y fregar el suelo del piso hasta dejarlo impoluto, pero a ti hace años que no te da un masaje, la cosa está complicada.
Perfora las paredes del piso con un taladro entre gritos de placer. Si sorprendes a tu pareja y a tu vivienda enfrascados en esta actividad, será mejor que te vayas por donde has venido e intentes empezar una nueva vida, quizás en la calle, donde nada ni nadie te pueda hacer sombra.
Visto en: Mundo Today