Todas queremos lucir bellas. Y no tienes que avergonzarte de ello. Claro, algunas de nosotras quizá priorizamos la apariencia natural mientras que otras abrazan las libertades creativas que ofrece el maquillaje. Pero al final, verse bien nos hace sentir bien. Sin embargo, a veces existe una desconexión enorme entre lo que quieres y lo que un trabajador de un salón de belleza imagina … o es capaz de lograr con sus (limitadas) habilidades.
Aquí hemos recopilado algunos de los ejemplos más atroces de salones de belleza que metieron la pata con el maquillaje y el cabello de sus clientas y arruinaron por completo su día. Echa una ojeada para ver lo mal que pueden ponerse las cosas cuando los empleados no reciben la capacitación que tanto necesitan.