Esta «inocentada» se catalogaría entre las más asustadizas. Es muy sencilla, y puedes ser tú mismo el protagonista o utilizar un maniquí o un muñeco de dimensiones considerables.
Vístete (o viste al maniquí) con una larga gabardina o una manta, colócate delante de la puerta (de modo que al abrir no te dé) de la habitación (o del baño) de la persona a la que quieras sorprender y sitúate de rodillas. Cuando abra la puerta tu víctima, quédate inmóvil, el susto estará asegurado.
Y es que, las historias de terror llevabas al cine y a la literatura, además de las experiencias personales que muchos de nuestro entorno se empeñan en contarnos –en referencia a contacto con el «más allá»–, han hecho que estemos en «pre-aviso» sobre cualquier ruido, sombra o sensación que tengamos.
Material:
- Maniquí o tú mismo
- Ropa
¿Qué pasará?
La aparición de una figura extraña de imprevisto pondrá los vellos de punta al más valiente.