Mientras que para algunas culturas los tatuajes son obras de arte sagradas, en otras, aún se consideran tabú. En la sociedad occidental, la actitud general hacia los tatuajes ha ido cambiando a través del tiempo. Algunos los consideraban exclusivamente una cuestión de marineros y criminales; durante los años 50, en varias zonas de EE. UU., hacerse tatuajes se prohibió por ley.
Más que nada, esto se hizo por miedo a las enfermedades que tatuarse podría traer, pero esta prohibición continuó hasta mucho tiempo después en algunos estados. Carolina del Sur finalmente cambió su posición sobre el tema en 2004, y Oklahoma fue el último estado en permitir los tatuajes: a partir de 2006.
Pero, en cuanto al resto del mundo, hoy quien quiera tatuarse en Irán, Turquía o los Emiratos Árabes Unidos no tendrá suerte.
El dr. David Lane, un profesor asistente en la Universidad de Illinois que ha hecho gran cantidad de investigaciones respecto del tatuaje, le dijo a Byrdie que los tatuajes empezaron a verse de forma diferente desde hace 60 años, a medida que las celebridades, los atletas y personas de la industria de la moda fueron comenzando a mostrarlos en público. Algunos artistas del tatuaje diplomados en arte, incluyendo a Cliff Raven y Ed Hardy, también se hicieron conocidos y “fueron en gran parte responsables de darle un giro a la percepción pública de los tatuajes en las décadas de los 60 y 70”. Lane hace notar, también, que “las primeras convenciones de tatuadores se trataban de una búsqueda por crear una imagen profesional de esta ocupación”, y los artistas del tatuaje eran quienes más insistían en que se impusieran regulaciones para asegurar seguridad, licencias y controles.
