Un cura muy ambicioso, convencido de que en menos de diez años será Dios

Jose Vicente de Mata es un joven cura que siempre llega dos horas antes a la iglesia y no se va a su casa hasta medianoche porque se queda trabajando en la Biblia, los cirios o cualquier urgencia que deba atender en el templo. La ambición de este sacerdote le ha llevado a convencerse a sí mismo de que, en menos de diez años, será Dios.

“Dios lleva mucho tiempo en el puesto, toda una eternidad, así que pronto querrá retirarse y yo pienso estar ahí luchando por la plaza”, reconoce desde el altar de la iglesia de Las Carmelitas, donde imparte una de sus cinco misas diarias. Jose Vicente de Mata siempre tuvo mentalidad de tiburón. “Era el alumno más aplicado en catequesis, se sabía todos los mandamientos de memoria”, explica el padre Almunia, que fue su profesor durante dos años. “Ya se le veía que llegaría lejos”, confiesa.

Jose Vicente de Mata pasó de monaguillo a cura en solo seis meses. “Tocar la campana se le quedaba pequeño, él necesitaba aspirar a cosas más grandes, como leer las cartas de los corintios”, asegura el padre Almunia. Jose Vicente de Mata es tan ambicioso y está tan convencido de que conquistará sus metas que siempre lleva una túnica y una corona de espinas porque se viste para el trabajo que quiere y no para el que tiene.

Cuando llegue a ser Dios, este cura iniciará una política de expansión para volver a llevar al Catolicismo a todos los rincones del planeta. “En la vida hay que emprender y, si no avanzas, retrocedes, así que lo primero que haré será abrir oficinas por todo el mundo como ya se hacía en los siglos XV, XVI y XVII”, adelanta.

Visto en: Mundo Today

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