Cuando nací, el doctor fue a la sala de espera y le dijo a mi padre: “Hicimos lo que pudimos… pero nació viva…”
Era tan fea que nací dos veces, la primera cuando me vio el doctor dijo: “¡En la torre!” y me regreso de vuelta y después
volví a salir…
Mi mamá no sabía si quedarse conmigo o con la placenta.
Como era prematura me metieron en una incubadora… con vidrios polarizados.
Mi madre nunca me dio el pecho porque decía que solo me quería como amiga.
Yo siempre fui muy peluda; a mi madre siempre le preguntaban:Señora ¿la parió o la tejió…?”
Mi padre llevaba en su billetera la foto de la niña que venía cuando la compró.
Pronto me di cuenta que mis padres me odiaban, pues mis juguetes para la bañera eran un radio y un tostador eléctrico.
Una vez me perdí. Le pregunté al policía si creía que íbamos a encontrar a mis padres y él me contesto: “No lo sé; hay un montón
de lugares donde se pudieron haber escondido…”
Mis padres tenían que atarme un trozo de carne al cuello para que el perro jugara conmigo.
Si, amigos, yo soy FEA, tan FEA que una vez me atropelló un trailer y quedé mejor.