Uno de los puntos calientes en términos de exportación cultural, tecnológica y gastronómica es Corea del Sur. La “ola hallyu” se ha extendido a lo largo y a lo ancho del mundo; es que un país con tanto que ofrecer nos hace sentir curiosidad, además, por el estilo de vida que llevan sus habitantes.
Corea del Sur es uno de los países más desarrollados del mundo, ocupa el décimo lugar entre las potencias económicas mundiales, un hito que fue conseguido en solo 35 años. Fue el primer país desarrollado que logró tener una recuperación rápida tras la pandemia. A pesar de esto, existen problemas estructurales que afectan a una parte de la población que debe ingeniárselas para vivir su día a día.
Uno de estos es el problema de las viviendas; debido a los altos precios en alojamientos —sobre todo en Seúl— lógicamente se ha tenido que recurrir a soluciones más baratas, donde el espacio no sobra. El fotógrafo surcoreano, Sim Kyu-dong, se dedicó a documentar la realidad de muchos de sus compatriotas en los “goshiwon”.
Los goshiwon son pequeñas habitaciones con el tamaño justo (oscilan entre los tres y cinco metros cuadrados) para una cama individual, un escritorio, una silla y un pequeño armario; por una diferencia de precio se puede conseguir una habitación más amplia que cuente con baño o ventana y otras comodidades. Fuera de las habitaciones, se encuentran espacios comunes compartidos.
Sim Kyu-dong estuvo viviendo en varios de estos tipos de alojamiento en Seúl por alrededor de tres años. Es originario de Gangneung, ciudad de la provincia de Gangwon, y fue a Seúl en busca de trabajo, persiguiendo su sueño de poder abrir un estudio fotográfico. El requisito de la capital surcoreana de pagar un depósito para poder alquilar, que suele ser más alto que en otros países, estaba fuera de su alcance, y una de las ventajas de estas viviendas es que ese requerimiento no existe.